Cada obra es un fragmento de un solo sistema de raíces, de un solo árbol metafórico que representa a la humanidad misma.

Así, todas las obras, expuestas o no en esta muestra, están conectadas entre sí, apostando por un concepto de unión, una globalización bien entendida en sintonía con la empatía y el respeto como una sola raza. Somos un solo pueblo con un destino común. La integración de economías y culturas, la creciente comunicación e interdependencia de todos los rincones del planeta forma parte de nuestra realidad desde hace años. Pero este carácter global del crecimiento debe abordarse desde la perspectiva de la unión sin apagar el brillo que cada cultura trae consigo.

No se trata de una fusión homogénea de los pueblos, sino de un sustento basado en un núcleo común consciente como humanidad. La globalización es un proceso dinámico producido por la sociedad que nos ha traído la revolución de la información, y con ella, la libertad del conocimiento, de la comunicación, una apertura al mundo en la que Internet tiene todo que ver.