El proyecto se presenta en dos actos; el primero como introducción y marco referencial, como segundo acto se propone una intervención artística.

En primer acto se plantea la superficie de los materiales del pabellón como punto de referencia. Se propone un giro del objeto a interpretar al sujeto interpretado. Para esta hipótesis se parte de una relación por semejanza entre las manchas de tintas propuestas por Hermann Rorschach (1884-1922) y las superficies de los muros que conforman el pabellón.

Como segundo acto se propone la materialización de un muro sobre el estanque de agua del pabellón hecho de bloques de arcilla de terracota. Sobre la superficie del muro se calará el dibujo de una nueva mancha de tinta hecha a partir de sus posibilidades interpretativas e interrelación con el pabellón. 

En este segundo acto, el bloque de arcilla se ofrece como objeto de interpretación, donde los muros se abordan como una superficie o piel que somatiza una dimensión interna; que implica tanto la historia constructiva del material como su papel en la arquitectura y el urbanismo del siglo XX. 

El bloque de arcilla se ofrece como objeto de interpretación, donde el muro se aborda como una superficie o piel que mostrándose en los distintos niveles de las capas que lo conforman, hace tangible y lleva a la superficie una dimensión interna; que implica tanto la historia constructiva del material como su papel en la arquitectura y el urbanismo del siglo XX.

El propio Ludwig Mies van der Rohe utilizó ladrillo como material estructural y por sus características estéticas en algunas de sus obras simultáneas al Pabellón de Barcelona como en la Haus Lange y la Haus Esters en Krefeld. Como destacó Werner Blaser en Mies van der Rohe: The Art of Structure, “the structure of a brick wall begins already with the smallest divisible unit: the brick”. Esta unidad básica se traslada ahora al Pabellón recalcando la relación entre estructura, materialidad y belleza, en este caso con un muro exento y trabajado (“free standing wall”).


“Si el pabellón de Alemania de 1929 simboliza el futuro de la casa moderna, la propuesta “Psicoarquitectura” podría ofrecer una interpretación del devenir de esa modernidad, pero ahora desde una dimensión psíquica y somatizada, entiendo el ladrillo de arcilla como una piel que cubre buena parte de la arquitectura y la ciudad heredada del proyecto moderno.” - Oscar Abraham Pabón